Con el avance de la tecnología, el smartphone, la tablet y la televisión se han vuelto moneda corriente en muchos hogares. Además de ser un medio para comunicarnos, estas herramientas se han vuelto una fuente de entretenimiento para grandes y chicos.

A una edad cada vez más temprana, los más pequeños de la casa entran en contacto con las pantallas y se adaptan con mayor naturalidad. Hoy en día no es extraño ver a pequeños de dos años utilizando un smartphone o una tablet mejor que un adulto mayor.

En los últimos años se ha debatido mucho sobre cómo incorporar la tecnología en la rutina de los niños y niñas. Incluso a la hora de sumar o no distintos medios al día a día de los más pequeños, algunos padres se preguntan si hay una edad para cada pantalla.

¿A qué edad es preferible comprarle a mi hijo un celular? ¿Es mejor que utilicen una tablet? En esta nota de hellomoto hablaremos sobre algunas de las preguntas más frecuentes que surgen en torno a las pantallas y los más chicos.

El tiempo es crucial

Una de las cuestiones más importantes a la hora de introducir la tecnología a la rutina de los más pequeños es el tiempo de exposición a ella. Sin distinguir si se trata de una tablet, un smartphone o la televisión, los minutos al día que el niño le dedica a las pantallas tiene que estar determinado (y controlado) por los adultos.

Incluso, especialistas en la materia continúan estudiando los efectos que puede tener en los niños pasar más horas de las adecuadas “conectados” cuando todavía no se encuentran preparados para tales estímulos.

¿Cuándo empezar?

La Academia Americana de Pediatría (AAP), referente para profesionales de la salud de todo el mundo, estableció varias recomendaciones sobre el uso de pantallas por los niños. En un principio, el organismo sugirió evitar el consumo de cualquier tipo de ellas hasta los 18 meses de edad. A partir de los 24 meses pueden comenzar a incluirlas en la rutina pero limitar su uso lo máximo posible.

Para ello, destacan la importancia de ofrecer a los niños contenido de calidad y supervisado. Es decir, si permitimos que los pequeños vean algo debe ser solo en momentos donde haya un adulto presente que los acompañe durante el proceso explicándole qué está viendo.

Aunque los smartphones, la televisión y la tablet suelen usarse como una distracción para los niños, este hecho puede volverse en su contra. La tentación de calmar al niño poniéndolo frente a la pantalla es enorme. Sin embargo, hay que evitar usar esta herramienta cada vez que queramos tranquilizarlo porque de esa forma interferimos en el aprendizaje que debe atravesar el infante para controlar sus emociones.

Por otro lado, los menores de 2 años no tienen aún la capacidad de relacionar lo que ven en las pantallas con el mundo real. Para que eso ocurra es necesario que un adulto interactúe con ellos. En ese sentido, muchos especialistas ponen a la tecnología como una herramienta para jugar con sus padres, hermanos y cuidadores.

Con los infantes entre los 2 y 5 años la recomendación es que no pasen más de una hora por día frente a la televisión o a cualquier otro dispositivo. Por supuesto, siempre hay que optar por contenido educativo e interactivo y evitar aquel que contenga violencia. Y lo más importante: ¡hablar con ellos sobre lo que están viendo!

La madurez mental comienza a permitirles aprender destrezas sociales, lenguaje y lectura a través del contenido virtual entre los 3 y los 5 años. A esta edad los programas y videos educativos y didácticos son el acompañamiento perfecto para el colegio. ¿Experimentos en casa? ¿Aprender los colores en inglés? En la web existe contenido infinito y de calidad que puedes ver junto a los más chicos. Por supuesto, para eso es importante definir horarios e intentar no superar la hora diaria frente a las pantallas.

¿Existe una edad para cada pantalla?

Como dijimos anteriormente, no importa tanto la pantalla como el contenido que vean y el tiempo en el que los niños estén frente a ella. Sin embargo, durante los primeros años de vida siempre es bueno optar por una pantalla compartida para mantener la supervisión. Por eso, la televisión es la mejor manera de estar atentos a lo que miran en ella.

Con el paso de los años podemos ver qué tan responsable es el niño con los límites impuestos y cuánto los respeta. En esa instancia podemos compartir con él una tablet durante determinados minutos o incluso un smartphone.

Ahora bien, lo que muchos padres se preguntan es ¿Cuándo comprarle a mi hijo su primer smartphone? Si bien los profesionales aseguran que la adolescencia es el momento ideal para hacerlo, esta recomendación no suele respetarse y cada vez más pequeños cuentan con su propio teléfono móvil. Hay varios indicadores para ver si es momento de que un niño tenga su smartphone: ¿Entiende cómo funciona el dinero? ¿Es responsable? ¿Lo necesita por sus actividades diarias?

Si la respuesta a todas esas preguntas es “sí”, puedes optar por continuar con tu plan pero implementar medidas de control. Desde aplicaciones para restringir ciertos sitios, hasta un límite mensual al gasto del teléfono, existen varias maneras de estar al tanto sobre qué miran los niños y cuánto tiempo.

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